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¿Eres un sapiosexual y no tienes idea? Aquí puedes averiguarlo

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Esta tendencia es especialmente activa a la hora de describir relaciones amorosas que se alejan de los parámetros más convencionales y comportamientos, tanto femeninos como masculinos.

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Domingo 26 de junio de 2016 16:56
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Los tiempos que corren, surcados por la Internet, las redes sociales tienden a magnificar el ingenio popular y también las taxonomías, la clasificación de comportamientos bajo nuevas etiquetas.

Esta tendencia es especialmente activa a la hora de describir relaciones amorosas que se alejan de los parámetros más convencionales y comportamientos, tanto femeninos como masculinos.

En este sentido, sapiosexual es uno de los términos que ahora se ha puesto de moda para describir una circunstancia que ha existido siempre: la atracción sexual por la inteligencia del otro.

Según el sociólogo de la Universidad Abierta de Cataluña, Francesc Núñez, buscar etiquetas para definir relaciones:

"No es una necesidad nueva, sino una necesidad humana y social de funcionar con estereotipos y prejuicios que nos orienten en la vida social."

Para Núñez, el hecho de reconocerte en parte de uno de estos grupos o etiquetas:

"Tranquiliza la conciencia porque te orienta y, a la vez, reduce la complejidad en una sociedad de alto riesgo a consecuencia de la cantidad de opciones que hay y, por consecuente, la necesidad de buscar una identidad."

El filósofo Platón, en el clásico diálogo sobre el amor de "El Banquete", compuesto hacia el año 380 a.c, se refiere al amor como una escala de gradación que empieza con la belleza del cuerpo, para después acercarse hacia las ideas y a la gente que muestra una inteligencia privilegiada y bella. Esto es algo muy en sintonía con las ideas platónicas, que postulan un mundo ideal muy alejado del crudo y duro mundo de la carne.

En una escala más cercana, identificamos situaciones más cotidianas como aquel alumno que se siente atraído por su profesor por su conocimiento, así como personas que buscan en sus relaciones a gente de mayor edad para satisfacer esta necesidad más intelectual (aunque a veces las personas de mayor edad tengan tan poca idea de lo que están haciendo, como un joven).

La sexóloga y doctora en psicología, Emma Ribas, afirma que:

"Los sapiosexuales son personas que se estimulan a través de la conversación, de la novedad, que buscan la apertura a nuevas experiencias y estímulos, y que huyen de la superficialidad".

En otro orden de cosas, Ribas añade que:

"Puede ser que, inconscientemente, estas personas crean que alguien que te pueda estimular intelectualmente, también te dará más seguridad y estabilidad."

La terapeuta matiza que el hecho de ser sapiosexual no quiere decir que no tengas en cuenta otros parámetros como el físico o la personalidad del otro.

Según los sexólogos, hay más mujeres que se podrían definir como sapiosexuales que hombres.

"Los hombres y las mujeres tiene cerebros distintos y, mientras el sexo masculino se estimula más con la vista, el femenino necesita de otros estímulos", asegura Emma Ribas.

La terapeuta sexual y de pareja Olga Gallardo cree que:

"Mayoritariamente las mujeres sienten una potente atracción hacia la inteligencia de los hombres, ya que los encuentran más resolutivos y, por lo tanto, con más capacidad para sobrevivir y tener recursos económicos, algo que les da más seguridad y protección".

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Estas interpretaciones, sin embargo, también podrían ser consideradas reduccionistas. Quizás las mujeres simplemente prefieren alguien con quién hablar, y que las tenga en cuenta más allá de su belleza y la obsesión con la misma de la sociedad actual.

Otro elemento importante dentro de la tendencia sapiosexual es la inteligencia erótica. Esto tiene que ver con el aprovechamiento de la inteligencia y la conversación para estimular sexualmente el cerebro, como un "juego de dos mentes. La conversación se convierte en un juego sexual, les gusta la sorpresa o lo inesperado y dejan espacio entre ellos para que surja el deseo y se mantenga el misterio", según Olga Gallardo.

Pero también tiene que ver con la exploración e interés en los distintos tipos de estimulación erótica. Después de todo, los genitales dependen en gran medida del cerebro y este es el principal órgano sexual, por encima de la piel e incluso de las zonas erógenas.

Asimismo, la atracción por la inteligencia puede conllevar algún peligro, especialmente en personas con baja autoestima o que se enrollan en relaciones con una gran disparidad entre una parte y otra y pueden ser facilmente manipulados por personas de perfil narcisista que emplean la palabra y la superioridad para menospreciar a aquellos que tienen al lado.

Uno de los debates que abre esta etiqueta tiene que ver con la tan remanida discusión acerca de si nos interesa, a los seres humanos, lo superficial o lo más profundo.

Para el sociólogo Francesc Núñez existen dos momentos a la hora de iniciar una relación, uno pre moral y otro de juicio:

"Cuando, de entrada, se genera la atracción con una persona, no existe un juicio moral, sólo te fijas en su físico o en otros aspectos como su vestimenta o los objetos que lleva. Lo que sucede luego, una vez la comunicación ha sido mayor y hay más conocimiento, es que podemos llegar a valorar y a entender que es más importante la belleza interior que la física".

Del modo que sea, esta nueva etiqueta busca combatir la idea de que el amor es simplemente una cuestión física, animal, básica, y apuntar a algo más profundo, a un entendimiento entre pares, entre iguales que se estimulan de una forma mental, en el terreno de las ideas y la conversación, que después de todo, es algo que dura mucho más que la belleza del cuerpo joven.

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