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Agustín Squella a fondo de cara a la constituyente: La visión y experiencia del hombre fuerte de la Convención que busca "escuchar, conversar y representar"

Agustín Squella a fondo de cara a la constituyente: La visión y experiencia del hombre fuerte de la Convención que busca "escuchar, conversar y representar"

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Abogado y candidato a constituyente de la Lista del Apruebo conversó en profundidad con Puranoticia.cl acerca de sus principales postulados en torno al histórico proceso que comenzará a vivir Chile desde el 15 y 16 de mayo.

Agustín Squella a fondo de cara a la constituyente: La visión y experiencia del hombre fuerte de la Convención que busca "escuchar, conversar y representar"
Domingo 9 de mayo de 2021 11:49
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En menos de una semana, Chile dará inicio a un proceso trascendental para su historia, como lo será la elección de las personas que conformarán la Convención Constitucional, órgano que tendrá a cargo la fundamental misión de redactar una nueva Constitución que regirá los destinos del país por los próximos 30 o 40 años.

Bajo este contexto, desde antes del Plebiscito Nacional del 25 de octubre de 2020, el nombre de Agustín Squella Narducci fue recurrente en plataformas de las redes sociales, pues la experiencia de este abogado, académico y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de 2009, hizo que su nombre surgiera casi espontáneamente.

Fueron todas expectativas generadas en torno a su persona que el jurista lo analizó y decidió aceptar la invitación que le realizaron desde el pacto «Lista del Apruebo», bajo cupo del Partido Liberal (PL), para emprender de esta manera una candidatura a la Convención Constitucional, en representación del Distrito 7 (zona costera de la región de Valparaíso), y bajo el eslogan de campaña «Escuchar, conversar y representar».

Es por todos estos antecedentes que cobra importancia el conocer la opinión de este padre de tres hijas y abuelo de nueve nietos., razón por la que Puranoticia.cl lo contacto para consultarle acerca de sus principales postulados en torno a este proceso histórico que comenzará a vivir Chile a contar del fin de semana del sábado 15 y domingo 16 de mayo.

- A veces la ciudadanía cree que la nueva Constitución resolverá todos los problemas, que les cambiará la vida. Pero ¿cuántos de estos problemas podrá solucionar? ¿Cómo manejar esas expectativas?

- Es bueno que los países alienten expectativas, que tengan sueños, aunque los actuales no sean tiempos muy propicios para ello. Chile, al votar «Apruebo», optó por mirar más allá de la contingencia y fijar la vista en una meta más alta y de mayor alcance: una nueva Constitución. Tenemos que permanecer fieles a ese propósito y contar con que, si bien, la nueva Constitución es un fin en sí misma, es también un punto de partida para el nuevo tipo de sociedad que queremos para Chile. La Constitución será el marco normativo y de principios en que tendrán que gobernar los futuros gobiernos, legislar los futuros legisladores, resolver las futuras autoridades políticas y administrativas nacionales, regionales y municipales, y fallar mañana los jueces los casos de que conozcan.

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¿Tiene algo que ver lo que usted enseña desde hace más de 50 años en la universidad, con una nueva Constitución?

- Lo que enseño en la universidad es Filosofía del Derecho, una asignatura que se imparte hacia el final de la carrera de Derecho y que da ocasión para profundizar en conceptos tales como los de derecho, Estado, Constitución, derechos fundamentales, libertad, igualdad, fraternidad, democracia, justicia, todos los cuales están relacionados con el ordenamiento constitucional de un país.

Ha sido muy enfático en llamar a la ciudadanía a acompañar a la convención y no rodearla. ¿Tiene alguna aprensión?

- Bueno, es que un dirigente político se manifestó partidario de rodearla, y eso no estaría bien, puesto que el verbo "rodear" tienen un claro significado intimidante y los futuros convencionales constituyentes no pueden ni deben trabajar bajo intimidación. Menos mal que ese dirigente se explicó después y ya se puede dar por superado el episodio. La ciudadanía tendrá que acompañar a la Convención, no rodearla; tendrá que conversar con ella, no gritarle; tendrá que tenderle una mano, no mostrarle los puños; y tendrá que participar en ella y no meramente tuitear.

El reglamento establecerá las normas de funcionamiento de la Convención. ¿Cómo se establecerá la participación ciudadana, que para muchos es clave?

- Ese reglamento tendrá que definir varias modalidades de participación ciudadana, a fin de que ésta se prolongue durante todo el tiempo de trabajo de ese organismo. Habrá audiencias públicas para escuchar a personas, a expertos, a representantes de organizaciones sociales, tanto nacionales como regionales, a líderes de opinión. La propia Convención se desplazará seguramente por el territorio nacional para escuchar en terreno la voz de las regiones. Y seguro que recibirá también muchas aportaciones ciudadanas, a través de redes sociales que se abrirán especialmente para ese fin.

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Hay algunos candidatos que han manifestado la opción de plebiscitar los temas que no logren los dos tercios e incluso cambiar esos dos tercios. ¿Qué opina?

- Tengo fuertes dudas de que la Convención tenga facultades legales para llamar a plebiscitos. Si no hubiera acuerdo en ciertos temas, que será lo habitual, los convencionales tendrán que continuar estudiando y debatiendo los puntos de que se trate, tendrán que seguir pensando, deliberando, conversando, modificando la redacción de las disposicio0nes en disputa, repitiendo las votaciones.

¿Qué le parece que se diga que usted podría incluso presidir la Convención Constitucional?

- Me parece enteramente inoportuno. Ya llegará el momento en que la Convención decida eso, y estoy seguro de que habrá no pocos de sus integrantes, hombres y mujeres, con las aptitudes necesarias para ejercer esa importantísima función. Mi única meta es ser uno de los 155 y estar allí para trabajar lo más colaborativamente posible con todos, sean o no afines a mis ideas.

¿Qué instituciones actuales, que son parte de la Constitución actual, usted sí mantendría en la nueva redacción, partiendo, por ejemplo, Contraloría?

- Mantendría, por cierto, la Contraloría, para reforzar su control sobre la necesaria probidad de los agentes públicos. Mantendría y ampliaría el recurso de protección en defensa de los derechos fundamentales.

Hoy existen parlamentarios electos con un 1% y quedan fuera electos con muchas más votaciones. ¿Usted cree que ese sistema proporcional ayuda a la democracia de los partidos o es la representación real de lo que quiere el electorado?

- Propiciaría desde la Constitución las modificaciones al sistema electoral, para que nuestros representantes sean todos verdaderamente representativos.

El tercer retiro del 10% y la decisión del Tribunal Constitucional de no acoger el requerimiento del gobierno se tomó la agenda mediática. Usted ha señalado que, dado el desprestigio en el que ha caído el TC, lo más recomendable es que el control de constitucionalidad vuelva a la Corte Suprema. ¿Por qué?

- Ambas alternativas son posibles. Control de constitucionalidad de las leyes tiene que haber, puesto que una mayoría del Congreso, deliberadamente o sin advertirlo, podría dictar leyes contrarias a la Constitución. Entonces, lo que habrá que preguntarse al interior de la Convención es cuál de aquellos dos organismos ejercerá mejor dicho control y cuál de ellos le merece también mayor confianza para ello. Si subsistiera el Tribunal Constitucional, tendrá que ser con muchas modificaciones que limiten sus actuales atribuciones y que garantice la idoneidad personal y profesional de quienes sean sus integrantes.

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Instalada ya la tesis de que los derechos sociales deben estar en la Constitución. ¿Cómo se garantizarán?

- Ya nadie discute, menos mal, lo que se discutía hasta hace poco: si acaso los derechos sociales existen y si, en caso de existir, deberían estar o no en la nueva Constitución. Esas dos discusiones quedaron atrás: ya nadie niega que los derechos sociales existen y que su lugar es en la Constitución y no en otra parte. Queda para la Convención la discusión acerca de cómo garantizarlos, a fin de que no permanezcan solo como letra escrita en el nuevo texto constitucional. Y se podrá pensar en vías administrativas, o en vías judiciales, o en vías mixtas. Pero declarados y garantizados estarán, sin duda.

Ha mencionado la necesidad de dividir, limitar y controlar el poder: ¿sistema presidencial o parlamentario?

- Ni el presidencialismo casi monárquico que tenemos hoy ni tampoco un régimen parlamentario. Creo que la cosa irá entre un presidencialismo atenuado, con menos atribuciones presidenciales que las actuales, y un semi-presidencialismo en que las cabezas del Ejecutivo sean dos: un Presidente de la República y un Jefe de Estado.

La región de Valparaíso lleva años con escasez hídrica. ¿Cómo se puede regular el acceso al agua en la Constitución? ¿Basta decir que el agua es un bien de uso público?

- No basta, eso lo dice el Código Civil desde mediados del siglo XIX, y no podemos continuar con la incoherencia que tratándose de un bien de ese tipo, los derechos de aprovechamiento del agua sean de propiedad privada y de fuente de lucro para sus propietarios.

¿Cómo ve el derecho a la protección social en la actual y en la futura constitución?

- Mucho mejor que en la actual, que no pasa de decir, con total frivolidad, que "es deber del Estado supervigilar el ejercicio del derecho a la protección social". ¿Puede haber una manera de hablar más débil y descomprometida que esa?

Se ha instalado un debate en torno al rol del Estado subsidiario versus uno solidario y protector. ¿Cuál es su posición y por qué?

- Estado solidario y protector. El Estado subsidiario es como un futbolista en la banca, ahí sentado sin jugar, metido en su buzo, mirando el partido y esperando a que en la cancha quede una grande (una crisis financiera mundial, por ejemplo, o una pandemia) para que le digan que se quite el buzo y entre a jugar. El Estado debe ser siempre titular, estar en la cancha, sin cometer fouls, desde luego, y, menos aún, sin llevarse la pelota para la casa.

La descentralización es un tema en el que se ha avanzado, pero muy lentamente. Ahora se van a elegir gobernadores regionales. ¿Cómo debiera abordarse la descentralización en la Constitución?

- Cumpliendo de una vez con la siempre incumplida promesa de la descentralización. La nueva Constitución distribuirá mejor el poder entre la Presidencia de la República y el Congreso, y deberá hacer otro tanto entre el poder del gobierno central y los gobiernos regionales y comunales. Basta ya de centralismo asfixiante y paralizante. Pero, a la vez que más poder para las regiones y los municipios, mayores y mejores controles en relación con la eficiencia y probidad de estos dos últimos.

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Acaba de publicar un nuevo libro: «Dignidad». ¿Por qué fijó la atención en esa palabra que ha señalado, además, debiera ser el principio rector del resto de los principios fundamentales? ¿Fue coincidencia lo del libro y su propuesta constitucional?

- Si estuviera en mi mano proponer la primera disposición del nuevo texto constitucional, sería ésta: "Las personas nacen y permanecen iguales en dignidad y en ésta se basan ciertos derechos fundamentales que se reconocen a todas ellas sin excepción, quienes son acreedoras a similar consideración y respeto y a ser vistas y tratadas como fines en sí mismas y no como medios al servicio de los fines, creencias o intereses de otro".

Antes de «Dignidad» otros libros suyos se ocuparon también de palabras importantes como "igualdad", "libertad", "fraternidad"," democracia" y "derechos humanos" ¿Hay algún enlace entre todos esos conceptos?

- Claro que sí. Todas esas palabras pueden ser vistas como cuentas de un mismo collar, unidas por un fino filo que, si se corta, las cuentas caerían al suelo y se distanciarían unas de otras.

Como Premio Nacional de Humanidades, ¿qué le pareció el apoyo explícito de otros 17 Premios Nacionales, además de personalidades ligadas a la cultura, como Marcela Serrano o, en el ámbito social, el padre Felipe Berrios, que llamó explícitamente a votar por usted?

- Conmovedor, eso es lo que me pareció. Personas intachables que depositan su confianza en uno, ¿cómo se puede agradecer eso?

Vivimos una pandemia que no cede y el aplazamiento ha generado cierta apatía. ¿Tiene temor a la abstención el 15 y 16 de mayo?

- Claro que sí, pero tengo a la vez confianza en que los ciudadanos concurrirán a votar y que el Servicio Electoral, en conjunto con las autoridades de salud, adoptarán los protocolos del caso y que todos nos ajustaremos a ellos. Con el Plebiscito dimos sólo un primer paso y ahora vendrá el segundo, y lo que hacen las personas y los pueblos cuando han decidido recorrer un camino importante, es transitarlo hasta el final y no quedarse sólo en los primeros pasos.

¿Algún mensaje final para su electorado?

- Con el plebiscito del «Apruebo» dimos sólo el primer paso hacia una nueva Constitución. El 15 y 16 tenemos que dar el segundo, concurriendo a votar por los que estarán en la Convención Constitucional. Mi ubicación en el voto es YB23. Un abrazo a todos los habitantes del distrito 7, desde Concón, por el norte, hasta Santo Domingo por el sur; incluyendo Viña del Mar, Valparaíso, Casablanca, Rapa Nui, Juan Fernández, Algarrobo, El Quisco, el Tabo, Cartagena y San Antonio.

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ESTE CONTENIDO ES UN PUBLIPOST PAGADO POR LA CANDIDATURA DE AGUSTIN SQUELLA

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