La adaptación estadounidense de la película francesa “Tres hombres y un bebé” contiene una escena con la particular aparición de un pequeño.
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El mundo del cine aglutina bastantes anécdotas y escenas controvertidas en las distintas películas. Olvidos del director, del equipo de vestuario o hasta de los mismos actores, causan el deleite de los fanáticos del Séptimo Arte. Críticos y verdaderos especialistas se hacen un festín con los numerosos detalles 'olvidados' en los grandes largometrajes.
Sin embargo, algo que no causa mucha gracia y que promueve una serie de especulaciones es la aparición de fantasmas en los set's de grabación. Son varios los casos en los cuales es posible visibilizar extrañas presencias en las cintas. Imágenes difuminadas u otras bastante claras dan la impresión de que existen 'presencias fantasmales'. Ahí es donde nacen los rumores y las historias que involucran al lugar, vinculándolo a doloras muertes o brutales asesinatos.
En esa misma línea, comenzó a generarse un ruido mediático por una extraña imagen de la adaptación estadounidense de la película francesa "Tres hombres y un bebé". El film exhibido en 1987, incorpora una escena donde uno de los protagonistas Jack -el personaje de Ted Danson- se encuentra con su madre. A todas luces parece ser una escena común y corriente. Pero al afinar la vista, es posible vislumbrar la aparición de un niño entre las cortinas. Mira las imágenes (Video superior).
Al consultarle al equipo encargado del largometraje, la sentencia es clara: el bebé protagonista de la cinta es el único menor de edad que participó. Aunque hilando más fino, el sitio especializado en cine Screen Crush devela un importante dato:
Jack (Ted Danson) es un ególatra actor de teatro y comerciales que suele ensayar en su habitación. Desde esa perspectiva, el niño no es más que una figura de cartón a tamaño real con la cual Danson debía interactuar para un comercial de comida para perro. En estricto rigor, la escena nunca fue grabada, pero nadie retiró la figura de la habitación, dando la impresión de tratarse de un niño real.
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