Deudas llevaron al cabo de 24 años a realizar robo que hoy lo enfrenta a la Justicia Militar.
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Un extraño robo afecto a la subcomisaría de Cerrillos el pasado 13 de junio junto se denunció la misteriosa desaparición de dos subametralladoras Uzi y cuatro pistolas para salir de servicio.
24 horas más tarde del hecho el cabo Francisco Torres Ramírez, de 24 años, enfrentaba a la justicia militar, siendo procesado por robo de armamento de guerra y robo en lugar no habitado.
Según consigna el diario El Mercurio el plan de robo de las armas se gestó al menos siete días antes de lo ocurrido mientras Torres Ramírez estaba de guardia, en ese momento llama a un amigo para que le saque copia a la llave de sala interno en donde se guardaba el armamento de uso diario de la unidad.
El objetivo era sustraer "las armas para luego reducirlas y venderlas afuera, ya que me encuentro hasta el cuello con deudas", es parte del relato del carabinero.
"Le dije que quería robar armamento desde mi unidad policial, a lo que me respondió que sí, que me ayudaría en todo". "Decidí realizar este delito de robo producto de que estoy pasando por problemas económicos, ya que tengo tres hijos que mantener, un crédito de 5 millones y fracción, y en Ripley debo 400 mil pesos", dijo Torres en su declaración al fiscal.
El plan era que el amigo de Torres haría una falsa denuncia por robo en la guardia y le enviaría al cabo un mensaje de WhatsApp con información respecto a los efectivos que estaban al interior.
Con el mensaje recibido, el carabinero estacionó su vehículo en el exterior, ingresó al cuartel, y con la copia de la llave entró a la sala de interno, desde donde sacó y guardó en un bolso negro las subametralladoras, tres pistolas de cargo fiscal y una particular, más cuatro cargadores para el fusil y siete para las pistolas.
Luego del hecho dejaron el bolso en casa de un amigo, fue aquí donde la abuela de este personaje botó el bolso al descubrir lo que había en su interior. Conocida la declaración del carabinero, la Fiscalía Occidente formalizó a los cómplices de Torres, uno de ellos se mantiene prófugo y lo que es peor las armas desaparecidas ya que fueron botadas presumiblemente a la basura.
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