Te animarías a vender tus lágrimas: Artistas polacos las compran

Un grupo de artistas polacos pagan 25 euros por tres mililitros (una cucharada sopera) de tu llanto.

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Un grupo de artistas polacos que han abierto una peculiar tienda a la que cualquiera puede acudir a vender sus lágrimas. El precio: 25 euros por tres mililitros.

"Ellos nos entregan algo hermoso, algo que no tiene valor pero que tampoco tiene precio; a cambio nosotros les damos dinero", dice Lukasz Surowiec, uno de los artistas, quien asegura que cuando termine el proyecto montará una exposición mostrando los tubos transparentes llenos de la tristeza, desesperanza, melancolía o tal vez inefable alegría que movió al llanto a los habitantes de Lublin, en el este del país.

Entre los que se acercan a la galería de arte donde se paga por la "sangre del alma", como llamó San Agustín a las lágrimas, se encuentran algunos curiosos, como Robert L., que afirma que acudió simplemente para comprobar que no era un timo. "Una vez allí pude ver cómo algunas personas se desahogaban tan a gusto que ni siquiera se preocupaban por recoger las lágrimas en los tubos". En la galería, con paredes y suelo pintados de blanco, una hilera de taburetes se alinean frente a espejos individuales para que los "donantes" pueda contemplar su propio rostro y dar rienda suelta a sus emociones. A cada uno se le proporciona una pequeña probeta de cristal en la que depositar las lágrimas. Después de la llantina, el nombre y fecha de nacimiento del vendedor quedan escritos en el tubo transparente.

El proyecto artístico terminará cuando se haya entregado el equivalente a 1.200 euros. Teniendo en cuenta que la mayoría de los voluntarios sólo consigue derramar -o guardar en las probetas- unas pocas gotas, este presupuesto puede dar mucho de sí: "Tres mililitros es el equivalente a una cucharada sopera, lo cual es mucho; el primer participante estuvo un buen rato llorando y tan solo consiguió un tercio de esa cantidad", dice Simon Pietrasewicz, del colectivo de artistas.

Estar en paro, tener problemas familiares, sentirse excluído socialmente... Según los organizadores la gente tiene muchas razones para derramar lágrimas, pero cualquiera que demuestre habilidad suficiente para sugestionarse o irritar sus lacrimales puede embolsarse unas monedas. Algunos critican que el dinero para este proyecto provenga de una subvención del Ministerio de Cultura polaco, y sobre todo que, de los 17.000 euros recibidos, los artistas solo vayan a destinar una mínima parte a comprar lágrimas.

Según los vecinos, aunque el día en que se inauguró la performance había que hacer cola para tener la oportunidad de llorar en una probeta, en los días posteriores son sobre todo curiosos, diletantes y "estudiantes con un trozo de cebolla escondido en el bolsillo" quienes se acercan por la galería. En el peor de los casos, y si el proyecto no alcanza los objetivos esperados, los propios artistas pueden contribuir a su propia causa con unas gotas de su "sangre del alma".

pn/dc